martes, 10 de abril de 2012

Un adiós para no volver.

Habían empezado las vacaciones, por fin había acabado 4º de la ESO, ya nada me sujetaba a mi ciudad, había caído en una rutina que odiaba y hacía un año que deseaba marcharme de aquí e irme a estudiar a Barcelona, pero el lo había fastidiado todo, empezaba a dudar en si quería marcharme, no podía irme sin él. Ahora me arrepentía de que hubiera aparecido en mi vida, hace 3 meses deseada marcharme a estudiar a Barcelona, ahora ya no lo tenía tan claro.

-¿No te vas a venir conmigo verdad?
-Le pregunta por última vez mirando esos ojos oscuros.
 -Sabes que no puedo, mi vida se resumen en estudiar y estar contigo todo el tiempo
-Me dijo mientras me cogía de las manos- ¿Te vas a ir verdad? Me vas a dejar solo como siempre...

 Le plante un beso sin pensar, me levante de su cama, cogí mi mochila y me fui de su vista, de su casa, de su amor... Cuando llegue a mi casa, mi maleta se situaba entre abierta encima de la cama, con todo mi ropa metida, suponía que mi madre se había encargado de meterme lo que me faltaba de ropa, malo que en ella no pudiera meter todos los recuerdos que yo misma había enterrado en el olvido.

 -¿Melany, ya tienes todo preparado?
- Grito mi madre desde la cocina.
-Sí mamá, cierro la maleta y nos vamos.

Me despedí de mi hermano y de mi padre, prometí llamarlos todos los días para contarte lo extraño que se me estaba haciendo pasar un verano sola, en Barcelona para empezar un nuevo curso. Llegamos a la estación de trenes y me despedí de mi madre para un largo tiempo. Allí estaba él, en el andén, como si se le hubiese perdido algo, mirando al horizonte. Me acerque a el y le abrace tan fuerte como pude, no quería llorar, pero creo que iba a ser necesario.
 -¿Entonces te marchas no, me dejas solo aquí?-Me pregunto con cara de decepción.
-Si, eres tu o soy yo, pero no podemos ser los dos, por una vez he pensado en mi misma y creo que lo que estoy haciendo es lo correcto
-Le dije mientras en mis ojos empezaban a caer lágrimas.

 -Me parece bien tu decisión y no puedo hacer nada al respecto, pero guardare tus besos, tus caricias, tus miradas, tu voz, debajo de mi almohada para soñar cada noche contigo.

 Y me planto un largo y dulce beso, de esos que todavía se recuerdan y duelen, vino el tren, lloré, me separe de él. Subí en el tren y me fui para no volver nunca mas.